SANABI es el primer videojuego de Wonder Potion. El estudio surcoreano se decanta por unas plataformas en las que utilizamos el balanceo de un brazo gancho para su videojuego debut.
Normalmente somos un soldado de élite, uno que, antes de retirarse, era “ese tío”, el soldado al que enviabas a las misiones más difíciles, más confidenciales y menos éticas; pero también somos un padre, uno que dejó su trabajo hace 10 años para cuidar de su hija, uno que no tiene esposa y uno para el que su hija es su mundo. Es por ello que cuando perdemos a nuestra hija en una explosión causada por “SANABI”, un viejo enemigo de nuestros días como miembro del ejército, decidimos volver a nuestro trabajo para conseguir venganza y de paso terminar con nuestra vida.
Para cumplir esta misión nos dirigimos a Mago City, una ciudad hiperpoblada debido a que todos sus ciudadanos desaparecieron de la noche a la mañana sin dejar ningún tipo de rastro. Es aquí donde nos encontramos a una especialista en tecnologías de la información, Mari. Junto a ella ascenderemos desde los cimientos de una ciudad abandonada hasta la cima de su edificio más alto.
Si hablamos de su historia, podemos decir que SANABI es un videojuego de misterio. Nunca tenemos demasiada información de quiénes somos, a dónde nos dirigimos o qué le ha podido suceder a una ciudad como Mago City para quedar desolada en cuestión de horas, lo único que sabemos con certeza es que nuestro objetivo es buscar a SANABI y acabar con él. Es por ello que no es demasiado atrapante la mayoría del tiempo, pero es cuando empezamos a recibir respuestas que la historia se pone realmente interesante.
Como mencioné la principio, la mecánica principal de SANABI es el uso de un brazo gancho mecánico con el que podemos agarrarnos a diferentes superficies, enemigos y objetos. Aprender a usar el gancho es crucial. Saber en qué momento desplegar el gancho es importantísimo para aprovecharnos de la inercia y conseguir la máxima velocidad posible, evitar obstáculos o meternos en huecos estrechos. Esto en concreto era lo que más me preocupaba de la nueva versión de consolas, ya que el control con mando es obligatorio. Con un ratón es muy fácil apuntar el punto de la pared al que nos queremos agarrar, pero he de decir que el apuntado automático hace que el manejo con mando sea delicioso y no le tenga nada que envidiar al de teclado y ratón.
A medida que avanzamos pantallas, los desafíos aumentan en variedad y cantidad, puede que tengamos que mover un contenedor flotante para agarrarnos de el mientras se mueve o que tengamos que eliminar a un grupo de enemigos variados o hacer ambas a la vez. Lo que en un principio era un camino tosco y lento, en un par de horas se convierte en uno ágil y dinámico si sabemos controlar bien el gancho.
En resumen, SANABI es un videojuego de plataformas con una historia misteriosa que no consigue arrancar hasta pasadas un par de horas, pero que confía en que el jugador continúe (y lo consigue) gracias a sus ágiles mecánicas de movimiento. Si bien no me parece una obra, es, sin lugar a dudas, un claro candidato para los amantes de las plataformas, uno que de esos que te seducen desde la lista de deseados ofreciéndote una tarde de vicio autoconclusivo mientras tu SMTV: Vengeance te mira desde la estantería.
Para Nintendo Switch hay dos versiones físicas, una versión estándar y una versión coleccionista que, además de la versión física estándar, cuenta con un libro de arte y un CD de la banda sonora.
Este análisis ha sido posible gracias a una clave proporcionada por Meridiem Games para la nueva versión de SANABI en Nintendo Switch.