Este 2021 se cumplen 15 años de la llegada a nuestro país de Pokémon Mundo Misterioso: Equipo de rescate Rojo y Equipo de rescate Azul (casi un año después de su salida en Japón; un año perdiéndonos semejante juego). La saga ya contaba con varios juegos que exploraban nuevos caminos y se alejaban del deber de derrotar a los líderes de gimnasio y al alto mando de la Liga Pokémon. Y lo más importante, tanto como para utilizarlo de coletilla: ¡Hazte con todos!. Pokémon Stadium, Snap, Pinball, Colosseum… grandes juegos que se complementaban con la rama principal, que con cada generación añadía nuevos elementos y mejoraba un poco más la formula original.
Pese a todos los juegos que le han dado una identidad diferente al nombre Pokémon, considero que la primera entrega de Pokémon Mundo Misterio es la más especial, fue tan revolucionaria dentro de la franquicia como lo fueron los juegos de la primera generación, a pesar de no haber causado el mismo impacto.
Tsunekazu Ishihara fue el culpable de que hoy exista este spin off, ya que el actual presidente de The Pokémon Company trabajó junto a Chunsoft a principios de los años 90, creadores de Torneko no daibouken: Fuishigi no dungeon, o más bien conocido fuera del país del sol naciente como Tornek’s Great Adventure: Mystery Dungeon. El juego lanzado para Super Nintendo ya tenía un sistema de juego muy parecido al que acabaríamos viendo en Pokémon Mundo Misterioso, aunque el juego de Chunsoft estaba basado en otra de las grandes franquicias más famosas del país: Dragon Quest.
Ishihara quedó maravillado en su momento por el juego, tanto, que el juego permanecía en su mente hasta cuando estaba trabajando en la primera generación de Pokémon, del que rescató esa jugabilidad tan adictiva y que nos atrapa en su mundo, aunque el sistema de turnos acabaría siendo diferente, pareciéndose más al combate más clásico de sagas de rol como DQ o Final Fantasy. Pero años después, tras los exitosos juegos de la tercera generación de Pokémon, le llegó el momento para poder probar con algo diferente; era el momento de rescatar la jugabilidad que tanto le encantó de los juegos de Mystery Dungeon creados por Chunsoft.
Y así llegó Pokémon Mundo Misterioso, juego que iba a galope entre dos generaciones: Equipo de Rescate Rojo para la querida Game Boy Advance y Equipo de Rescate Azul para Nintendo DS, que tras casi un año a la venta en Japón, necesitaba un juego de la franquicia para atraer al público a su nueva consola (a pesar de que podíamos usar los cartuchos de GB Advance en la consola, por lo que podíamos jugar a ambas versiones del juego en Nintendo DS).
El juego nos presentaba un universo totalmente diferente a lo visto hasta la fecha. Se acabó el hacerse con todos. Se acabaron los gimnasios. La Liga Pokémon. Ahora, nos metemos de lleno en la piel de un Pokémon, sin recordar quiénes somos. Nos despierta otro Pokémon, haciéndonos ver que no tenemos nada de ser humano y, a partir de ese momento, no nos separaremos de nuestro nuevo compañero.
Lejos queda la motivación de usar a nuestras mascotas de bolsillo para ganar medallas; ahora tenemos una motivación diferente e, irónicamente, más humana: ayudar al prójimo. El mundo Pokémon no está exento de problemas, también existen seres fuertes que se aprovechan de los más débiles, por lo que es el momento de crear nuestro propio equipo de rescate.
Movidos por el sentimiento de ayudar a los demás, nos aventuraremos a recorrer decenas de mazmorras para cumplir misiones que recibimos en nuestro correo, y también irán llegando al tablón de anuncios de Mensajeros Pelipper. Tareas de rescate en las que nos enarcamos en un viaje en el que podremos reclutar a nuevos compañeros con los que entablaremos relación, al igual que nuestros Pokémon capturados en los juegos principales.
Todo esto, bajo el telón de una historia muy emotiva en la que tendremos que descubrir por qué nos hemos transformado el Pokémon, e investigar las catástrofes que están ocurriendo últimamente por todo el mundo. ¿Estará relacionado con nuestra llegada? Sin duda, el juego explora su vertiente narrativa de una manera mucho más profunda que los juegos principales, llegando a encariñarnos con los habitantes que nos encontraremos en la plaza y con los que interactuamos a lo largo de toda nuestra partida.
El gran éxito y buenas críticas que cosechó le ha valido para tener más entregas, e incluso el año pasado tuvimos un genial remake para Nintendo Switch de esta primera entrega. Las mejores palabras que le puedo dedicar a unos de mis juegos favoritos de Game Boy Advance son las de ser, a mi parecer, un juego con tanto o más carisma que la primer generación de la rama principal, que pese a no innovar en el sistema de juego, ya que, recordemos que está demasiado inspirado en los juegos Mystery Dungeon basados en Dragon Quest, supieron adaptarlo de manera genial al universo Pokémon, creando uno de los juegos más redondos de la franquicia, y abriendo camino para futuras entregas de esta subsaga.
Y no todo es perfecto, ya que junto con el problema de tomar demasiado literal la jugabilidad de juegos anteriores, mi principal problema con en juego es su jugabilidad después de completar la historia. Después del emotivo final, tenemos la posibilidad de llevar al mando cualquiera de los miembros del equipo; nuestro protagonista pasa a un segundo plano. Y esto siempre me ha molestado un poco, porque ya no hay historia ni motivación para seguir completando misiones, salvo el hecho de seguir explorando las mazmorras, o evolucionar a nuestros Pokémon (algo que no he sido capaz de hacer nunca, porque siempre lo acababa abandonando antes de llegar a su tercera forma).
Con todas sus virtudes y sus pequeños defectos, Pokémon Mundo Misterioso sigue en mi top de juegos favoritos de la franquicia, hecho que se demuestra en mi salón, donde tengo colgado el póster que venía con la revista Nintendo Acción y que mostraba toda la zona de la plaza. Si aún eres de los jugadores que por azar del destino aún no lo has jugado, no se qué haces aún aquí y por qué no lo estás jugando ya. Lo que lo hayáis disfrutado, ojalá hayáis disfrutado leyendo éstas líneas como yo escribiéndolas.