Compartir

Si habéis visto imágenes de Spiritfarer pero no sabéis muy bien de qué trata, probablemente pensaréis que es todo muy colorido, bonito y que como se puede abrazar animales, seguro que es adorable. Y tenéis razón, lo es. ¿Pero y si os digo que trata sobre la muerte? Y no de forma alegórica o sutil, sino que todos los personajes que encontramos están muertos y que algunos van a reflexionar sobre cómo vivieron sus vidas, sobre sus relaciones y sobre las despedidas. ¿Intrigados? Pues seguid leyendo. 

Spiritfarer es un juego de gestión de recursos y plataformas desarrollado por los canadienses Thunder Lotus Games. Salió en agosto de 2020 y está disponible para PC, Mac, Linux, PS4, XBox One, Switch y Stadia. Jugamos como Stella, una chica que, junto a su gato Daffodil, acaba de convertirse en la nueva guía de almas. Por lo tanto, nuestro objetivo será buscar espíritus, subirlos a nuestro barco y cumplir sus deseos hasta que se sientan preparados para marchar al más allá. Es un gameplay que recuerda a juegos como Stardew Valley o Animal Crossing, pues para cuidar a nuestros huéspedes tendremos que hablar con ellos, desarrollar el bote, construir, cosechar, pescar y cocinar. Por supuesto esto implica buscar y gestionar numerosos recursos, y para ello, tendremos que explorar el mundo. 

El mapa de Spiritfarer es relativamente grande. Está conformado por multitud de islas agrupadas en zonas (un poco como en One Piece) que iremos desbloqueando a medida que mejoremos el barco. Cada área tiene una estética distinta, desde campiñas japonesas hasta ciudades industriales, y proporciona distintos recursos, misiones y espíritus. Además, el hecho de navegar y de que todas las islas sean distintas hace que explorar sea emocionante, pues nunca sabes qué vas a encontrar en el próximo puerto.

Aun así, el mundo parece un tanto vago. Debemos recordar que estamos explorando una especie de limbo donde viven las almas que aún no están listas para cruzar. Y hay MUCHAS almas, pero solo unas pocas pueden entrar en el barco. ¿Qué hacen todos allí? ¿Saben que están muertos? ¿Por qué hay una economía montada, con empresas y sindicatos incluso? Son preguntas que surgen al jugar y que no se resuelven ni se plantean siquiera. Si es cierto que una vez te has hecho con el funcionamiento del juego dejas de plantearte esas cosas, pueden romper la suspensión de la incredulidad al principio, por lo que hubiese estado bien un poco más de profundidad (sino coherencia) en este aspecto.

Pero lo que sin duda diferencia Spiritfarer de otros juegos del género son las plataformas. Es un sistema que añade profundidad a la jugabilidad, aporta verticalidad y hace que el movimiento sea más dinámico y divertido. Como es lógico, a medida que avanzamos, las plataformas se vuelven más complicadas y se añaden movimientos nuevos, pero no os penséis que esto es Super Mario: nunca llegan a suponer un verdadero reto y ni siquiera se puede morir.

También tenemos un sistema de misiones que nos establece objetivos y nos ayuda a organizarnos. Esto es importante porque la dificultad de los juegos de gestión suele residir en saber manejar distintas tareas a la vez y ser capaz de distribuir los recursos en ellas adecuadamente. En otras palabras, tener la cantidad justa de tareas pendientes, una que no te agobie pero tampoco te deje tiempo libre, es lo ideal y lo que hace Spiritfarer. Sin embargo, este ritmo se pierde hacia el late game, cuando empiezan a escasear las misiones, los espíritus y ciertas tareas pierden importancia. 

Esto es algo que cabe mencionar porque la gracia de la gestión de recursos en el late game tiene que ver con la automatización de sistemas (por poner un ejemplo, tener un aspersor que riegue todos los cultivos en vez de hacerlo tú manualmente), cosa que en Spiritfarer no existe. Aunque también es cierto que a diferencia de la mayoría de juegos del género, este tiene un final y una historia que no se centra en convertirte en el pequeño burgués más rico de la comarca. Esto significa que los desarrolladores han puesto el foco en la narrativa, en ayudar a los demás en vez de convertirte en una acaudalada barquera espectral, una decisión que tiene sentido pero que a nivel mecánico, desgraciadamente, hace que el late game pierda fuelle en comparación al inicio. Y ya que he sacado el tema de la narrativa, entremos más a fondo en ella.

Stella es la guía de almas, así que no es ningún secreto que el juego trata sobre la muerte. Pero no os dejéis engañar por esos simpáticos animales antropomórficos y el aire general de fantasía, las historias de este juego son tremendamente reales. Es más, algunos personajes están inspirados en conocidos fallecidos de los desarrolladores. Así que cada espíritu que acompañemos tendrá su propia personalidad, historia, gustos y peculiaridades. Además, sus diálogos están exquisitamente escritos, cada personaje tiene su propia forma de hablar y aunque no haya conversaciones especialmente largas, son perfectamente capaces de hacernos reír y llorar.

Sí. Llorar. Spiritfarer hace muy fácil empatizar y sentirse conectado con sus personajes. Aunque no es un melodrama ni tiene intención de ponernos tristes, las historias que se cuentan están llenas de sentimientos, esperanza y despedidas. Al fin y al cabo esto es un juego sobre la muerte. Y todos sabemos que decir adiós no siempre es fácil, especialmente cuando es de manera definitiva. Es justamente por lo bien que este juego capta estos sentimientos tan complejos que se hace tan emotivo. 

Pero repito que, a pesar de lo solemne del asunto, la perspectiva es siempre optimista y positiva, lo cual es evidente al ver el arte: es colorista, adorable y con un cierto aire a Disney, lo que transmite a la perfección esa atmósfera alegre. Las animaciones también siguen esta línea y son fluidas y expresivas, hasta el punto que casi parecen sacadas de una película de animación en vez de un videojuego. Puede que la yuxtaposición de este ambiente con el tema de la muerte parezca arbitrario y contraproducente, pero nada más lejos de la realidad: Spiritfarer es un juego entrañable gracias a esta extraña mezcla.

A continuación tenéis el tráiler de lanzamiento, pero antes voy a despedir este análisis que al estilo de Stella. Un abrazo.


Compartir

Por Anna Llambias

Wannabe game designer que estudió periodismo y guion. Me gustan las historias que me causan crisis existenciales, los lanzallamas, las dagas, los dragones, plantar chirivías y lanzar plátanos por la carretera.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *