
Rune Factory es una de esas sagas de las que quizás muchas habrás escuchado si te interesa el mundo de los videojuegos, pero que puede que no te hayas atrevido a probar ya sea por su elección artística o por las barreras idiomáticas que durante tantas entregas ha presentado. Lo cierto es que es una saga muy apreciada por un nicho muy concreto de jugadores, que se sorprendieron con lo que ofrecía el título allá en 2006.
Pero si por lo que sea no tienes ni idea de lo que te estoy hablando, vengo a introducirte un poco esta tremenda movida: Rune Factory comenzó como un spin-off de Harvest Moon (obra enfocada casi en su totalidad a la gestión de granjas y conreos) pero adoptó una narrativa que se desarrolla en el género de la fantasía. El juego fusionó la experiencia del campo con mecánicas ARPG, ofreciendo una obra muy original para la época y súper querida en Nintendo DS. Con el paso de los años, Rune Factory ha evolucionado lentamente sin alejarse demasiado de la fórmula original, que se ha mantenido como la esencia del juego, pero algunos (entre los que me incluyo) estábamos deseosos de que el estudio diera un paso más.
Con Rune Factory: Guardianes de Azuma, Marvelous emprende una nueva aventura en la que abandona algunos de los aspectos clásicos a los que no tenían acostumbrados, creando una nueva entrega que resulta entretenida, fresca, y sobre todo una gran puerta de entrada a los títulos del mismo género o al futuro de la franquicia.
Un Rune Factory que tiene regustillo a clásico
El primer elemento de ruptura con las entregas pasadas que nos encontramos es el escenario de la historia: nos trasladamos a Azuma, una desolada región oriental marcada por un misterioso desastre que devastó sus tierras muchos años atrás, dejándolas empobrecidas e inhóspitas. Después de lo que parece ser un sueño premonitorio, y de haber escogido a uno de los dos personajes protagonistas, despertaremos en Primaviera, un pequeño asentamiento donde sus habitantes intentan sobrevivir con lo poco que tienen, a merced de los monstruos que infestan los alrededores.

Tal y como viene siendo habitual en los Rune Factory, no recordaremos nada de nuestro pasado ni de los eventos que nos han llevado hasta allí. Sin embargo, desde el principio, sentiremos cierta conexión con la aldea, un vínculo que nos llevará a despertar a la deidad que protege la zona, infundiendo de lleno una nueva vida a Primaviera. Pronto, descubriremos que somos un Danzante de la Tierra, un ser capaz de purificar la tierra de las influencias malignas y de la calamidad, despertando a las deidades latentes de las diversas aldeas y dando nueva esperanza a todos sus habitantes.
¿Nuestra misión? Restaurar el esplendor de las estaciones en Azuma liberando la plaga que afecta al mundo, y a la vez, aprovechar para generar recursos, decorar nuestros pueblos y, por qué no, casarnos si queremos.
Bailemos la tierra
Dicho todo, parece que estamos delante de una odisea ambientalista, y lo cierto es que en muchos momentos se le va a parecer, concretamente en lo de odisea. El camino para recuperar las tierras de Azuma será largo (alrededor de 50 horas si te dedicas a completarlo todo) y tendremos que trabajar de lo lindo para alcanzar nuestro propósito. Como Danzantes de la Tierra tendremos que completar muchas y muchas tareas, de las cuales la principal será casi por completo la gestión mayoritaria de los poblados.

Aquí, he notado que en comparación con otros títulos de la saga o de franquicias del estilo, que el contexto narrativo es más oscuro. Me ha gustado mucho ver cómo se desarrollan ciertos personajes a partir de fortalecer nuestro vínculo (luego vamos a esto), pero es qué además he sentido que la atmósfera del juego en Rune Factory: Guardianes de Azuma es más adulta que en anteriores entregas. Sin embargo, con muchas de las misiones que nos llevarán a acercarnos en mayor profundidad con los demás personajes, también gozaremos de espacios distendidos y peticiones locas que nos pueden hacer soltar alguna que otra sonrisa.
Aquí se viene a trabajar
Cómo ya habrás podido adivinar -tú, ávido lector-, las mecánicas del juego dedicadas al trabajo del campo son cruciales y determinantes para avanzar en la historia, especialmente para acumular recursos y dinero, la base de todo el sistema económico de este Rune Factory. Es muy difícil de hablar aquí de un solo sistema troncal, puesto que las diferentes mecánicas y propuestas de juego se entrelazan para generar una actividad económica única sobre la que sostenernos. Esto se traduce en un contexto de gestión más amplio en el que se incluye la construcción de edificios y estructuras, así como una serie de elementos estéticos que podrán hasta otorgarnos bonificaciones de rendimiento. Además, todo ello afectará de manera bilateral al desarrollo del personaje y la obtención de nuevas habilidades que nos van a permitir superar la aventura con mayor facilidad.
Un ejemplo es el de la obtención de porcentajes de las zonas: purificar aldeas implica recuperar porciones de tierra para aumentar su valor. Así podremos añadir nuevas áreas de cultivo en función de lo que vayamos a plantar, densificar las zonas boscosas para extraer madera o añadir nuevas estructuras, desde las más básicas y esenciales como la herrería, hasta estructuras dedicadas al procesamiento de otras materias primas, establos o tiendas. Cada edificio proporcionará también una mejora a las estadísticas de nuestro personaje, mejorando, por ejemplo, la salud y los PR (puntos de recurso), o aumentando valores como la fuerza o la vitalidad.

Rune Factory: Guardians of Azuma quiere simplificar las cosas y nos invita a optimizar todo el proceso de cultivo, dándonos la oportunidad de otorgar funciones a los aldeanos que van llegando a las aldeas una vez van ganando popularidad. Por tanto, al construir casas y servicios, aumentaremos la población de los pueblos, lo que nos permitirá disponer de más mano de obra para automatizar algunas de las tareas que consumen más tiempo, como regar los cultivos o cosechar verduras en el momento oportuno. Eso se extrapolará a todo tipo de tareas que influyen en nuestra obtención de recursos y por tanto a la viabilidad de los poblados en términos económicos.
Las cuatro estaciones de Rune Factory
Aunque el ciclo diario se mantiene, acelerado por obvias necesidades de juego, el juego deja a un lado el sistema de rotación estacional (típico sistema en el que la estaciones se suceden con el paso de los días) e introduce el concepto de las aldeas temáticas que antes hemos introducido. Si la Aldea de la Primaviera es nuestro primer destino, una vez completada nuestra primera tarea, podremos recorrer la región de Azuma a lomos de un poderoso dragón blanco, compañero de aventuras, para encontrar nuevas aldeas necesitadas y despertar a la deidad guardiana de cada una de las zonas. Cada una de ellas tendrá su propia temática y la posibilidad de cultivar frutas y verduras de temporada de forma más eficiente. Todo esto nos vendrá muy bien indicado en los menús a la hora de seleccionar los productos que queremos conrear, facilitando la gestión una vez más. En mi opinión todas estas ayudas y el no sentirte agobiado con las tareas y los sistemas, hacen que Guardians of Azuma sea una muy buena puerta de entrada a los títulos de agricultura y gestión de granjas.
Y precisamente, en lo que hace referencia a los sistemas de gestión, esta nueva entrega de Rune Factory mejora enormemente la jugabilidad con nuevos elementos y diversas mejoras de calidad de vida. Esto simplifica la agricultura, tal y cómo hemos comentado, pero también nos ayuda a desplazarnos por los mapas, mover fácilmente los objetos de la bolsa a las cajas de almacenamiento, adquirir y realizar nuevas misiones e informar de qué ya las hemos realizado y, por ejemplo, tener bien claro que platos son los que les gustan más a los habitantes de Azuma.

Porque no solo vamos a estar metidos entre coles. Como es tradicional en la serie también hay mecánicas de interacción social, con 25 personajes secundarios con los que podemos llegar a forjar amistad o incluso entablar una relación romántica. Cada personaje tiene sus propias misiones que te ayudarán a estrechar tu vínculo, y a medida que este se fortalezca, tendrás nuevas opciones durante las conversaciones, como salir a caminar o cocinar juntos.
Como colofón (si el de casarnos con alguno de los personajes no te parece suficiente) podemos pedirle a cualquiera de estos 25 que nos acompañen en las misiones, que nos será muy útil no solo porque van a estar presentes en los enfrentamientos, sino también porque con ello haremos aún más fuerte la relación. No te esperes un PERSONA, no llegaremos a ese punto de profundidad, pero si lo suficiente para que podamos crear un equipo de tres que cumpla distintos roles según las necesidades que tengamos en cada combate.
Los guardianes de Azuma
Todos los enfrentamientos se realizarán en los espacios de las afueras de las aldeas que actúan a modo de mazmorras en las que encontraremos consumibles, existencias de recursos al extraerlas o eliminar enemigos, nuevas recetas para construir o fabricar nuevos objetos o incluso algún que otro coleccionable. La exploración de las zonas es importante y se beneficia de las innovaciones introducidas en esta nueva entrega, en la que vemos espacios mucho más extensos e incluso algo de backtracking que nos llevará a volver a algunas de las zonas para alcanzar secretos que antes no habíamos podido alcanzar.

Pero si Rune Factory: Guardians of Azuma tiene para mí un gran punto débil, es el de la repetición de las mismas situaciones o jefes a lo largo de la aventura. Esto se pronuncia en la etapa final del juego, como si se tratara de una estratagema para alargar un juego que podría haber terminado mucho antes. Aunque no sea negativo del todo, he notado que la curva de dificultad ha aumentado repentinamente hacia la mitad del juego, algo que se suma a la percepción general de que Rune Factory Guardians of Azume presenta un desarrollo narrativo que se da de manera artificial.
Conclusiones
Tanto si alguna vez te has acercado a la saga como si es la primera vez que escuchas hablar de ella, si decides adentrarte en el mundo de Azuma no te vas a arrepentir. Tienes un título de más de 40 horas que está lleno de contenido y que hará las delicias de todas esas personas amantes de los juegos y gestión de huertos. Eso sí, creo que lo vas a disfrutar mucho más si eres un neófito y nunca has invertido miles y miles de horas en otras obras del mismo género.
Esto se debe a que si bien este Rune Factory Guardians of Azuma es un título altamente entretenido, se desliza entre los principios mecánicos de muchos de estos juegos y deriva en lo que quizás es una de las mejores puertas de entrada a las mecánicas y componentes que conforman la índole de esta clase de títulos. Yo he disfrutado y sobretodo me he introducido en el título la mayor parte del tiempo, he deseado poder jugar mucho más rato de lo que a veces me lo han permitido mis sesiones de juego (responsabilidades de la vida adulta) y he quedado muy contento con la nueva entrega de la franquicia. Espero que siga creciendo, que vaya puliendo algunas de sus mecánicas, y que no olvide este espíritu fantasioso que para mí la hace tan original. Un saludo.

Este análisis ha sido realizado gracias a un código proporcionado por Marvelous Games.
