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Hoy es un día especial, Halloween ha llegado, y ya sabemos lo que eso significa: calabazas, pelis de miedo… y gritos, muchos gritos. Pero si este año quieres algo más que ver sustos en pantalla, ¿por qué no vivirlos con amigos? The Outlast Trials llega dispuesto a convertir vuestra noche de Halloween en una experiencia tan aterradora como inolvidable. Porque sí, en este experimento de la Corporación Murkoff que nos ofrece Red Barrels no solo pasarás miedo, sino que lo podrás vivir en compañía.

The Outlast Trials es la reinvención más arriesgada de toda la saga. Red Barrels ha conseguido que el terror más enfermizo funcione en cooperativo sin perder ni una pizca de su identidad.

The Outlast Trials, sobrevivir solo no es suficiente

Ambientado durante la Guerra Fría, The Outlast Trials nos pone en la piel de un sujeto de prueba que acaba atrapado en las garras de la temible Corporación Murkoff que nos da promesas de rehabilitación, terapia y salvación mental que pronto se convierten en un infierno de tortura psicológica y física. Despertamos con un dispositivo de visión nocturna incrustado en el cráneo y una sola instrucción: sobrevivir a los experimentos.

Aunque no es necesario haber jugado los títulos anteriores, los más fans reconocerán nombres, guiños y la escalofriante esencia que caracteriza a la saga. La narrativa profundiza en la manipulación mental, la pérdida de la identidad y el control corporativo sobre la mente humana, temas que Outlast ya rozaba, pero que aquí abraza con total crudeza.

The Outlast Trials, sobrevivir solo no es suficiente

La gran diferencia de The Outlast Trials frente a sus predecesores es su enfoque: un multijugador cooperativo de hasta cuatro jugadores. Sin armas, sin poder defenderte, solo con la posibilidad de correr, esconderte y rezar por que el monstruo no mire bajo la cama. Cada misión, o “ensayo”, como los llama Murkoff, te lanza a escenarios distintos: una comisaría, un orfanato, un parque de atracciones o incluso una fábrica de juguetes. En cada uno deberás cumplir objetivos específicos mientras los enemigos te acechan sin descanso.

El sistema de herramientas y habilidades añade una capa de estrategia: puedes equiparte con una jeringuilla para curar aliados, un dispositivo que aturde enemigos o incluso un señuelo para distraerlos. La cooperación real marca la diferencia entre escapar o acabar desangrado en un pasillo oscuro. Y si prefieres jugar solo, también puedes, aunque el sufrimiento se multiplica: sin compañeros que te ayuden, cada paso en falso puede significar el fin de la partida.

Red Barrels siempre ha destacado por su capacidad para crear entornos asfixiantes, y esta vez se han superado. Cada rincón de The Outlast Trials está impregnado de óxido, mugre, vísceras y luces intermitentes. La iluminación es el verdadero protagonista: los verdes espectrales de la visión nocturna contrastan con la oscuridad absoluta, creando un ambiente que te obliga a mirar aunque no quieras. Los enemigos son auténticas pesadillas ambulantes: desde un militar sádico hasta un payaso con bisturís por dedos. No hay dos iguales, y cada aparición logra congelarte el pulso.

No hay música constante, solo ruidos. Pasos, gritos lejanos, respiraciones aceleradas, golpes metálicos… Todo está diseñado para que tu cerebro imagine horrores que ni siquiera están ocurriendo. Jugar con auriculares es casi obligatorio. Y si además tus compañeros usan chat de voz, el pánico colectivo se convierte en una experiencia única. Pocos juegos logran que escuchar a un amigo gritar te dé más miedo que el propio enemigo.

El juego funciona con una fluidez impecable: en consolas actuales mantiene los 60 fps sin caídas notables, y el cooperativo online responde con precisión. La IA de los enemigos es sorprendentemente lista: detectan ruido, luz y movimiento con precisión quirúrgica. Eso sí, de vez en cuando puede haber un fallo de detección o un bug visual, pero nada que rompa la inmersión.

En conclusión, The Outlast Trials es una evolución valiente. Red Barrels se atreve a cambiar el ADN de su saga y lo hace con respeto, creatividad y una dosis brutal de tensión. Es verdad que las misiones pueden hacerse algo repetitivas y que la narrativa no profundiza tanto en los personajes como podría, pero el conjunto es tan sólido que eso pasa a segundo plano.

Si buscas una experiencia de terror cooperativo que realmente te haga sentir vulnerabilidad, angustia y locura, no lo dudes: The Outlast Trials es uno de los mejores juegos para pasarlo mal en estas fechas. Y si juegas solo, ten el interruptor de la luz cerca, te lo recomiendo.

Este análisis ha sido realizado gracias a un código proporcionado por Red Barrels.


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