
He podido probar Call of Duty: Black Ops 7 y, tras unas cuantas horas, podría decir que las sensaciones son exactamente las mismas de cada año, para bien y para mal.
Seré breve con lo que he jugado y más breve aún con sus novedades. Hay que decir que, en cuanto a contenido, la beta es bastante generosa. De primeras encontramos seis mapas disponibles (Blackheart, Toshin, The Forge, Cortex, Exposure y Imprint) y también el modo supervivencia del mapa de zombis, Granja Vandorn. Pese a esta cantidad de contenido y habiendo jugado solamente un par de días, siento que el juego ya no tiene nada más que ofrecerme de cara a su lanzamiento, más allá de un par de mapas y armas que podrían alargar el sentimiento de novedad, como mucho, una semana más.
Black Ops 7 nos presenta la cómoda y adictiva fórmula de Siempre
¿Es malo Black Ops 7? No. ¿Ofrece algo nuevo? Tampoco. Pero esta afirmación, en sí misma, ya no es una novedad. Activision y sus estudios siempre han sabido transmitir muy bien el gunfeel de las armas; la sensación al impactar o realizar una baja, con todos los inputs que te da el juego en ese momento, provoca que quieras seguir jugando. Esto también sucede con los mapas, que siempre tienen un diseño familiar porque suelen seguir el mismo esquema: dos pasillos laterales y uno central donde encontramos la zona de conflicto principal. La fórmula clásica de tres carriles que Treyarch ha ido perfeccionado durante años.
El problema es que llevamos cuatro años seguidos alternando entre Black Ops y Modern Warfare. Si exceptuamos el lanzamiento de Vanguard en 2021, llevaríamos más de siete años con secuelas de estas dos únicas sagas. A nivel empresarial se entiende, al final son las que más venden, pero como jugador, no logro explicármelo. Yo ya quiero otra cosa.
Viviendo el Día de la Marmota y la ley del mínimo esfuerzo
Al ser entregas constantes y tan parecidas entre sí, la fatiga se acumula y se empieza a notar la ley del mínimo esfuerzo (que, siendo sinceros, nunca ha sido un esfuerzo titánico, pero cada vez es menor). Digo esto porque los mapas de Black Ops 7 se sienten refritos de mapas anteriores; tenemos armas con las que hemos jugado mil veces a las que simplemente les cambian una pequeña estadística y a seguir. Y no solo son mapas que se sienten iguales, sino que cada entrega se lanza o añade posteriormente los mapas más exitosos de títulos pasados, viviendo constantemente de la nostalgia de sus jugadores.
Este aprovechamiento de la nostalgia es tal que incluso el reinicio de Modern Warfare en 2019 se sintió idéntico a los originales de 2007 y 2009. Pero como los jugadores echaban tanto de menos aquella sensación, este reinicio fue una de las entregas más exitosas, requiriendo un trabajo mínimo por parte de Activision. A nivel de rentabilidad, la saga es una genialidad para la empresa, pero no puedo evitar preguntarme: ¿hasta cuándo?
No quiero señalar únicamente a los jugadores, y soy consciente de que todas las empresas están intentando sacar rédito de la nostalgia. Pero siendo entregas anuales con tan poco cambio, en las que la novedad se agota increíblemente rápido, ¿qué beneficio sacamos comprando cada año el mismo producto a ochenta euros y enviándoles el mensaje de que «no pasa nada»? Esto es aplicable a todos los juegos con entregas anuales, se llame FIFA, NBA o, como en este caso, Call of Duty: Black Ops 7.
Los cambios son tan irrelevantes que puedes dejar de jugar a estas sagas durante años, volver en la entrega que quieras y todo se seguirá sintiendo igual. Sé que esta familiaridad provoca una sensación de comodidad en el usuario, un lugar seguro al que volver cada año, pero nos hacemos un flaco favor comprándoles el mismo discurso.
Call of Duty: Black Ops 7, sin novedad en el frente
Únicamente he visto una novedad real en Black Ops 7, y queda muy atenuada cuando te das cuenta de que, en realidad, no lo es. En esta entrega podemos dar un salto por las paredes para impulsarnos y llegar a zonas superiores. Se trata de una ligera variación de correr por las paredes, el llamado Wall-Run, que ya tuvimos en Infinite Warfare (2016) o Black Ops 3 (2015). O incluso en Advanced Warfare (2014) teníamos un jetpack que nos permitía hacer lo mismo. Aquí, simplemente, saltamos por la pared.
Al final, lo único que Call of Duty puede hacer es cambiar de ambientación, y es lo que sucede cuando el público se cansa. Hace 10 años tuvimos entregas futuristas, y una vez nos fatigamos, volvimos a la guerra moderna. Ahora parece que volvemos al futuro y, seguramente, cuando nos cansemos de nuevo, iremos al pasado. Acaba siendo un ciclo.

El Cansancio del Skill-Based Matchmaking
Otro problema de Call of Duty: Black Ops 7 es el Skill-Based Matchmaking, aunque no es exclusivo de esta entrega, sino de todas las últimas desde que se aplicó. Un sistema que lleva generando polémica desde que se implementó de forma más agresiva en Modern Warfare (2019). Imagino que tendrá sus partidarios, pero se suelen escuchar más quejas. El SBMM nos empareja con jugadores de habilidad similar, pero el problema es que provoca un agotamiento mucho más temprano.
Cuando encadenas unas cuantas partidas buenas, el sistema empieza a emparejarte con jugadores mejores, en muchos casos mucho mejores. Notas una diferencia abismal entre partidas, con gente que prácticamente vuela por el mapa y no te da tiempo a reaccionar que ya has muerto varias veces. Esto te obliga a tener varias partidas horrorosas y nada divertidas antes de que el sistema vuelva a «bajarte» de nivel. Antes, con el emparejamiento aleatorio, te podías encontrar a uno o dos jugadores que parecían profesionales, pero también a muchos otros por debajo o en tu mismo nivel, lo que permitía partidas más variadas y divertidas.
Recientemente, ante las quejas, han anunciado que han disminuido el SBMM en la beta para contentar a los jugadores. Pero esto ha sucedido también en entregas anteriores y, al final, siempre vuelve. Veremos cómo avanza.
La reflexión final: ¿Qué se puede decir que no se haya dicho ya?
Al final, estas primeras impresiones de Call of Duty: Black Ops 7 han resultado en una reflexión generalizada sobre las entregas anuales sin apenas novedades. Cuando estaba probando la beta y me planteé escribir este texto, pensé: «¿Qué puedo decir de este juego que no se pueda aplicar a los últimos diez? ¿Qué varía realmente en los análisis y previews de los últimos años como para escribir un artículo entero?». Y finalmente, mis impresiones han evolucionado hacia esto. Hacia la constatación de que, un año más, todo sigue igual.
