
Luigi’s Mansion es una de esas sagas de Nintendo que sufren de lo que se conoce como un caso “demasiada nostalgia como para opinar con claridad”. Una primera entrega lanzada en 2001 como título de lanzamiento para GameCube, una segunda que saldría doce años después para Nintendo 3DS, y finalmente una tercera en 2019 para Nintendo Switch. No hablaremos de las entregas arcade por no redundar.
Con tan solo tres entregas esta saga ha recibido el cariño de los fans, así como el rechazo o inquina de otros por los notables cambios que ocurrieron en la segunda y tercera entrega, alejándose del concepto inicial. Ello supuso una serie de cambios que podrían ser a mejor o a peor dependiendo de cada cual. Hoy, sin ningún motivo concreto más allá de mi interés por esta saga, quiero hacer un repaso por las mansiones para ver cómo ha evolucionado y qué podríamos esperar de una cuarta entrega.
Cuando Nintendo presentó al mundo la aventura que protagonizaría el hermano del big boss de la compañía, el interés estaba en alza, pues después de Super Mario 64, uno esperaba que se hablase de otro juego de Mario en 3D, pero ya solo el hecho de que Luigi protagonizase un juego ya era un gran reclamo.
Se le suma que, por primera vez, Nintendo estaría experimentando un género que nunca había trabajado, o mejor dicho, no lo había hecho dentro del universo del Reino Champiñón, como lo es el Survival Horror, y es que GameCube fue la época dorada para experimentar en la Gran N. Empezamos bien si sacamos a Mario y Luigi de su zona de confort.
La primera reacción al ver lo que viene siendo la jugabilidad es que está fuertemente inspirada en los Cazafantasmas, y realmente es así. Luigi’s Mansion nos sitúa en una mansión llena de puertas cerradas, fantasmas que atrapar y pequeños puzles por resolver. Además, tendremos que capturar hasta cincuenta boos para poder luchar contra el rey boo, el jefe final.
La gracia del título está en su ambientación, su banda sonora tan icónica con Luigi tarareando la música, la sensación de soledad, la vuelta atrás o backtracking para abrir otras puertas… Siendo básicamente un Resident Evil aprobado por Nintendo con ligeros toques de metroidvania. Pero el juego tiene mucho más.

De entrada, si bien consta de cuatro capítulos, todos se sitúan en la misma mansión, y cada uno termina al derrotar a cada jefe. Esto será importante cuando hablemos de la siguiente entrega. Cuando derrotamos a un mini boss, que tendrá un ligero patrón de lucha/captura, conseguiremos una llave para abrir una puerta, pero no al estilo Resident Evil con llaves del corazón, pica, diamante…
No, aquí consigues una llave, y el mapa de la GameBoy Horror, el navegador, nos indicará a dónde ir. Si bien el juego puede sentirse abierto, el avance es bastante lineal por esta mecánica. Con dicha GameBoy podemos entrar en un modo en primera persona para escanear enemigos, que nos dará una pista de su punto débil, e incluso Luigi hablará al examinar un objeto.
Este detalle, que puede parecer muy tonto, es super interesante, porque si bien hoy en día Luigi y su hermano hablan con gestos y palabras sueltas, en esta entrega no tenían reparos en hablar de forma normal. Porque no lo he dicho, pero el objetivo es salvar a Mario de las garras del rey Boo, que lo ha atrapado dentro de un cuadro.

Para luchar contra él deberemos atrapar 40 boos de los 50 que hay. El juego puede ser cortito en una primera experiencia si sabes de qué pie cojea, pueden ser unas cuatro horas, pero entre conseguir la máxima puntuación encontrando todos los tesoros de la mansión, y el modo extra llamado Mansión Escondida, que pone el juego en modo espejo, hace más fuertes a los enemigos, cambia el lugar de algunos objetos y, en general, es el modo difícil del juego.
Luigi’s Mansion fue un experimento muy interesante por parte de Nintendo, siendo una obra muy querida hoy en día, y que se puede disfrutar en su remaster de Nintendo 3DS, y próximamente su versión de GameCube en Switch 2 con su respectivo emulador oficial. Ambas son igual de disfrutables, la versión de 3DS suele ser criticada por puristas, pero no es un mal remaster en absoluto, incluso tiene un sistema de logros interno y un multijugador.
Con esto, doce años tuvieron que pasar para que pudiésemos volver a llevar en la espalda la famosa aspiradora con el fontanero de verde, pero lo que no nos esperábamos es que la propuesta iba a ser algo diferente a lo que creíamos que sería. Ahora ya no sería Luigi’s Mansion, sino Luigi’s Mansions, con “s” al final.

Lanzado originalmente para Nintendo 3DS, y remasterizado hace poco para Nintendo Switch, Luigi’s Mansion 2 es uno de esos casos donde la nostalgia pega muy fuerte. Si le preguntas a alguien que disfrutase del primer juego en su momento es posible que te hable negativamente del juego, y en parte, tendrá algo de razón.
Dark Moon, como se le conoció en América, cambió muchísimas mecánicas del primer juego hasta hacerlo uno casi distinto al original. Aquí, en vez de tener una única mansión, teníamos cinco, de las cuales dos de ellas ni siquiera son mansiones, y hay otra que la podemos discutir. El juego se estructura en capítulos, pero no como en el original, sino que esta vez puedes seleccionar qué capítulo jugar para realizar qué cosas.
Es decir, ya no hay una exploración abierta escondida dentro de un diseño lineal, sino que hay un objetivo en cada capítulo, y un jefe final por mansión. Esto trajo cosas interesantes pero cuestionables al mismo tiempo. Al dividirse por capítulos, hay un sistema de ranking que valora el tiempo empleado, el daño recibido y el dinero conseguido, y cada uno tiene un boo secreto.

Pero claro, al mismo tiempo, todo es mucho más lineal y la exploración brilla por su ausencia. Esto puede deberse a dos motivos. El primero es que es una experiencia portátil, lo que pide más partidas rápidas que exhaustivas. Y segundo, que no lo desarrolló Nintendo, sino Next Level Games, quiénes ya habían trabajado en juegos de deportes de Mario.
La perspectiva canadiense puede ser muy distinta a la japonesa, y al tener libertad creativa es comprensible la búsqueda de nuevas mecánicas para no ser El Mismo Juego 2. Sin embargo, para mi, uno de los mayores problemas, por no decir lo único que verdaderamente no me gusta del juego, es que no intenta dar miedo.
A ver, Luigi’s Mansion no es que fuese un juego de terror al uso, pero sí mantenía algunos sustos tontos así como una ambientación oscura y tenebrosa, llena de soledad. Aquí, el profesor Fesor llama cada dos minutos para decirte qué tienes que hacer, y los fantasmas pasan a ser más caricaturescos, más divertidos, haciendo tonterías con intención de hacer humor.

Y esto, si bien sacas alguna carcajada y se siente simpático, no se siente como un Luigi’s Mansion. En la primera entrega un fantasma iba a por ti sin miramientos y tenía claro su objetivo. Aquí, el verde es el gracioso, el rojo es el gruñón, el azul es el estirado, el amarillo el glotón… Solo el morado se salva.
Esto, de nuevo, no es algo malo al uso. Luigi’s Mansion 2 es un juego muy disfrutable, a nivel técnico es de lo más fuerte en Nintendo 3DS, y los niveles están muy bien diseñados, con muchas cosas secundarias para alargar la vida del juego. Pero como Luigi’s Mansion… Se siente como un paso atrás en la saga.
Seis años después, Nintendo volvería a confiar en los canadienses para hacer una nueva entrega para Nintendo Switch, dejando atrás las mansiones y situándose en un hotel con muchas plantas (habría sido muy gracioso que lo hubiesen llamado Hotel Luigi). La pregunta es, ¿escucharon las críticas o siguieron su camino?

Luigi’s Mansion 3 es como si quisieran contentar a ambas comunidades. Por una parte, mantiene una única localización, cada “zona/habitación” tiene su minijefe, y busca mantener algunos momentos de esa tensión que tenía el primer juego. Por otra parte, la jugabilidad es casi la misma que la segunda entrega, y mantiene el humor caricaturesco.
Pero, aparte de eso, sabe añadir sus propias novedades. El combate ahora es más frenético, donde deberemos aspirar a los fantasmas y, al tener el medidor lleno, podremos lanzarlos contra el suelo, atacando a otros enemigos. Es un toque fresco que se agradece. Además, el juego recuerda que Luigi es fontanero, y ahora puede usar un desatascador con cuerda para resolver puzles e incluso desproteger a los enemigos.
No obstante, lo que más llama la atención es la inclusión de Gooigi, o Gomiluigi como se llamó en España. Se trata de un segundo personaje que puede usarse, o bien en el multijugador, o bien en solitario pulsando el stick derecho para movernos sobre todo entre rejas y pinchos, contando con sus propias debilidades como el agua, que al tocarla se desintegra.

Lo interesante es que Gooigi se estrenó en el remaster de Luigi’s Mansion para Nintendo 3DS, ya que uno de los proyectos iniciales es que el juego fuese multijugador, pero no logró hacerse hasta la remasterización, donde es presentado incluso de una forma canon muy original. Es decir, lo que es una simple necesidad para un modo de juego, se acabó convirtiendo en una mecánica principal de uno de ellos. En Nintendo son ecologistas a más no poder.
Volviendo al juego, Luigi’s Mansion 3 se sitúa en un hotel con quince plantas. De nuevo, el “Mansion” del título sobra, pero no afecta a la diversión. Es un título sólido, bien hecho, trabajado, siendo de lo más trabajado a nivel técnico en Nintendo Switch. La nostalgia puede pegar fuerte, pero verdaderamente lo he disfrutado como un enano.
Eso sí, da un poco de rabia que al final los boos hayan sido relegados a ser un coleccionable. Donde en la primera entrega eran indispensables para derrotar al jefe final, en las dos últimas no han sido más que coleccionables, lo que le quita ese valor y carisma que tenían dándole el protagonismo a los fantasmas.

En definitiva, Luigi’s Mansion es una franquicia que no se ha quedado en su zona de confort. Con solo tres entregas a lo largo de 24 años ha sabido reinventarse y ofrecer experiencias que pueden gustar más o pueden gustar menos. Pero no se puede decir que hayan perdido su calidad o incluso que se hayan traicionado.
No sabemos qué esperar de una posible cuarta entrega en Nintendo Switch 2. A nivel personal me gustaría que volviese a haber una sola mansión gigantesca, que dejase atrás lo caricaturesco para que sea “menos gracioso y más serio”. Dudo que pase porque esta ya no es la Nintendo que le ponía un tatuaje a Mario para promocionar una consola, pero estaría genial.
Luigi’s Mansion es una pasada, y no puedo hacer más que recomendaros esta saga de videojuegos.
