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Fornite destrona PUBG

La mayoría somos conscientes de que las modas son un fenómeno social de carácter temporal que incluso afecta a nuestro más querido hobby: Los Videojuegos. En los tiempos que corren, la tendencia son los Battle Royale, un subgénero perteneciente a la rama de los shooters que congrega a una cantidad sugerente de jugadores en un espacio abierto donde se pegan tiros con el objetivo de ser el último superviviente mientras el escenario se va acortando para enfatizar la batalla.

Rust fue quizás el primero en ofrecer una experiencia de este tipo en uno de sus modos secundarios de juego, luego vendría Ark pero sin duda alguna, el que instauró el género como una moda que pegaría muy fuerte ha sido PlayerUnknown’s Battleground. El shooter de Blue Hole apostó por ofrecer esta propuesta como el único modo posible cuidándolo a límites desquiciantes para que su experiencia fuese lo más “hardcore” y realista posible.

Sus bazas consistían, entre otras tantas más, de presentar un catálogo de armas de respawn aleatorio en el mapa cuya diferencia entre ellas creaba mini-ecosistemas de juego en sí, cada una con sus propiedades, virtudes y carencias hasta tal punto de tener en cuenta cosas como la caída de la bala por la gravedad, los accesorios equipables, el daño a partes concretas del cuerpo y su gestión de recarga y tipo de munición. El sonido y como afecta en las capas de jugabilidad más sensibles, siendo un elemento que sustituya a los clásicos señalizadores de enemigos o a las marcas de daño por disparo. Los vehículos, los cuales precisan de gasolina y sirven para recorrer grandes masas de terreno en poco tiempo con la contra de que generan mucho ruido delatando fácilmente nuestras posiciones. Los objetos y sus niveles de eficiencia, instando al jugador a buscar por los escenarios para ir siempre lo mejor equipados posibles. La posibilidad de crear nuestro personaje y personalizarle el atuendo, pudiendo conseguir más piezas de ropa aleatoria gracias a los cofres que compraremos con los créditos obtenidos por completar partidas, etc…

Pero lo que hizo tan atractivo a PUBG como para convertirse en una fiebre fue su filosofía de partidas rápidas. Cuando mueres no tienes porque esperar a que quede el último jugador en pie, te sales de la partida, te llevas tus créditos según lo bien que lo hayas hecho (gente que hayas matado y la posición en la que quedaste de superviviente) y entras directamente al lobby de otra preparado ya para lanzarte en paracaídas en la siguiente contienda.

Esto, sumado a una curva de aprendizaje muy alta, pica una y otra vez a seguir jugando, cuanto más si puedes formar escuadrones con amigos para crear situaciones dignas de una película de Sam Mendes.

PUBG rápidamente se convirtió en uno de los títulos mejor y más rápidamente vendidos de la historia de Steam y en Xbox está llegando a hitos similares.

Sin embargo, su reinado no duraría mucho tiempo. Fornite llegaría para quitarle el báculo de poder sin rascarse mucho la cabeza.

Este curioso título de Epic Games no nacería con visas de convertirse en un Battle Royale si no que empezó sus andanzas como un Survival de crafteo de contenidos y defensas contra oleadas de mobs. Sin embargo, este enfoque no caló demasiado entre los aficionados, llevando a la compañía a ofrecer un segundo modo: El dichoso Battle Royale.

Sinceramente, dicha modalidad recoge muchísimos tropos de lo ya visto en el género pero la solidez con la que se presenta es enorme. Ya de entrada, es el título que mejor gestiona el sistema de construcción para un Battle Royale, con accesos rápidos para cada pieza de construcción que permite levantar todo tipo de edificaciones de diferentes niveles de dureza de forma rápida y eficaz. Rust y otros tantos introdujeron sistemas de construcción también pero lo pobre de su empleo los deja como intentos abocados al fracaso.

Aunque sus armas y objetos también se presentan de forma aleatoria por el mapa, el juego apuesta por la escala de rareza típica de los RPG, pudiendo mostrar un mismo rifle pero con propiedades diferentes y aleatorias además de multitud de gadgets curiosos que elevan la diversión y la épica de las partidas. No digáis que no os sorprendisteis la primera vez que visteis a alguien montando en un misil dirigido.

Blue Hole se encuentra inmerso ahora mismo en el desarrollo de su nuevo MMRPG: Ascent. El desvío de recursos a este proyecto puede que sea otra de las causas de que PUBG reciba actualizaciones de forma tan poco periódica.

Pero… ¿Qué catapultaría el éxito de Fornite hasta el punto de superar las millonarias ventas de PUBG?

Muchos pensaréis a voz de pronto que lo esencial es la diferencia de precios. PUBG cuesta 20 euros mientras que la modalidad Battle Royale de Fornite es gratuita. No voy a negar que esta sea una razón importante pero no la considero decisiva. En el mercado existen muchísimas propuestas gratuitas e incluso más similares al PUBG que esta y aun así no levantan cabeza ¿Entonces?

Lo esencial está en la forma de hacer las cosas.

Blue Hole es un estudio importante pero nuevo y con poca trayectoria en el medio. Antes de PUBG se labraron el conocido MMRPG Tera, uno que aun destacó por su imponente apartado visual y artístico pero que rápidamente se desinfló en fama y jugadores por presentar una experiencia poco innovadora en lo jugable que bebía demasiado de los vicios de los grandes exponentes del género. Su forma de sobrevivir no fue otra que pasarse al modelo F2P, aunque le va bastante bien, lo ideal para un MMORPG es el modelo de cuotas y mantener un público fiel que te pague mes a mes es lo que realmente dicta si has tenido éxito o no. Podemos decir que a este estudio todavía le falta experiencia y el haber tenido un lanzamiento tan exitoso como PUBG les ha cogido con los pantalones bajados como para saber desenvolverse en una situación así.

Mientras tanto, Epic Games es toda una eminencia del medio. No en vano, son los padres de una de las sagas más influyentes de la historia del shooter como es Unreal. Años más tarde incluso redefinirían el concepto de shooter multijugador con Unreal Tournament creando los famosos “Arena Shooters” que tanto dieron de que hablar a finales de los 90 ¿Quién nunca se ha pasado por un cibercafé para echarse su partida al Quake III Arena de turno?

Pero la cosa no se queda ahí. Son también los padres del genuino y tan usado motor gráfico: Unreal Engine. Solo tenéis que ver que casi la mitad de títulos que se desarrollan al día de hoy están hechos con Unreal Engine 3 o con el 4.

¿Queréis más? Pues bien, también son los artífices de la saga Gears Of War, otra que redefinió el género, instauró mecánicas que han sentado cátedra en los shooters como las coberturas en parapetos instando a un juego más pausado y táctico, la recarga rápida, los “fatalities” que rompen con la monotonía de los disparos e incluso pego una vuelta de tuerca al concepto de “monstruo con habilidades”, siendo los Locust y los Lambed una versión evolucionada de los enemigos vistos en clásicos como DooM o el mismo Unreal en sus tiempos mozos.

¿Qué os quiero decir con todo esto? Que esta trayectoria, tan extensa y llena de éxitos en un género tan manido como es el de los Shooters, les ha valido para saber que pasos hay que dar con acierto.

Así pues tenemos que el estilo visual y artístico, uno que igual puede echar atrás a los que busquen apartados más realistas, apuesta por el estilo cartoon y engancha ya solo por el carisma y la originalidad que desprenden sus personajes junto con el colorido de sus escenarios.

Pero la auténtica importancia de esto reside en la optimización. De nada sirve ofrecer un título de carácter gratuito y tener un público objetivo joven con el que atraer con tu estilo visual si después va ir como una moto ahogada en la mayoría de los ordenadores. El título de Epic Games corre en prestaciones altas y a 60 FPS en pcs que hoy en día podríamos considerar de gama baja. Algo que PUBG no supo hacer ya que su optimización es bastante desastrosa, donde mantener los 60 fps es una odisea sumado a la falta de solidez en términos de texturas, bugs y cuelgues. Detalles que se hacen notar demasiado como para ser una opción válida para jugadores exigentes o con equipos modestos.

No nos olvidemos también que Epic, como buen padre de los shooters que es, supo desenvolver una kinéstetica para sus armas tan fácil de comprender que pica a cualquier jugador, incluso si no tiene experiencia en el terreno de los shooters o incluso en los videojuegos en sí, a querer aprender a jugar. La barrera de entrada que supone entender la filosofía de cada arma o como abordar los tiroteos en PUBG puede hacerse muy grande para muchos jugadores. Apuntar y dar en una cabeza con un rifle morado sintiendo el impacto del disparo y comprendiendo visualmente donde has dado con un efecto de viñeta es más efectivo a la hora de fidelizar un jugador novato que obligar a entender por la fuerza como funciona cada arma y entrenar el oído para saber donde están los enemigos.

Epic Games ha experimentado con casi todas las formas de shooters posibles. Shadow Complex es otra prueba de como los americanos han sido capaces de dominar el género con esta propuesta de scroll lateral.

Luego está el tema de la progresión. En PUBG solo ganamos créditos y accedemos a cajas de loteo aleatorio para ropa de nuestro protagonista. En Fornite subimos de nivel la cuenta y la personalización abarca, además de la ropa, rasgos físicos para el personaje, skins para armas, escudos y banderas para nuestras tarjetas de jugador y mucho más. Además de que el ritmo de actualizaciones es menos dilatado que en PUBG, ofreciendo novedades de forma más rápida de manera que el juego siempre se mantiene fresco.

Y no nos olvidemos del juego cruzado. Por limitaciones técnicas, las versiones de PC y de XONE de PUBG no son compatibles para jugar entre sí pero en cambio, Fornite permite que los jugadores de PC y PS4 puedan jugar entre ellos. Esto se debe a que el juego se mueve a los mismos fotogramas por segundo en ambos sistemas impidiendo desbalanceos o ventajas.

Sin contar que si el modo BR nos gusta, tenemos la facilidad de comprar el juego completo con un solo click donde por 20 euros obtendremos mejoras estéticas y de experiencia para el modo BR además de todo el contenido relativo al modo principal de sobrevivir oleadas de zombies.

Por último, decir que Twitch ha sido uno de los mayores impulsores de la popularidad de Fornite sería quedarse corto. El juego se presta mucho para el espectáculo y las situaciones absurdas, algo que para directos se hace mucho más ameno que observar a pro-players matándose con una facilidad pasmosa a distancias de locura en PUBG.

En resumen, tanto PUBG como Fornite son juegos que saben lo que quieren ofrecer. Uno tira haca una experiencia realista y muy dura que pica al jugador a dar lo mejor de sí mismo constantemente pero que pierde ante la facilidad de acceso, el atractivo visual, lo pulido de las mecánicas y la solidez en lo técnico del otro.

Estoy seguro de que estas razones no son las únicas así que os invito a dejar en el cajón de comentarios vuestras impresiones de ambos juegos. Ya sabéis de las maravillas del feedback así que… ¡Animáos a comentar!


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Por Kosack

Jugador desde hace más de 20 años que disfruta viciando y escribiendo a partes iguales.Además de los videojuegos, donde profeso devoción a los J-RPGs y juegos de acción, me encanta mastear rol de Cyberpunk 2022, bajar litros de cerveza como un día sin pan y leer de forma compulsiva cómics de toda índole.Además, tengo un canal de YT donde me gusta analizar juegos, cómics y series estudiando diferentes enfoques.

Un comentario en «[Opinión] ¿Por qué Fornite ha destronado a PlayerUnknown’s Battleground?»

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